Ventajas y problemas de la producción de realidades

Durante la escalofriante era de los hippies, los furiosos granjeros vietnamitas
y las bolas de espejo, conocida como los 70´s, a un programador se le ocurre llevar al
siguiente nivel la industria de los videojuegos, mezclando unos cables en lo que parecía una nevera con pantalla, logra crear el primer programa para la primera generación de
videoconsolas, el Pong. Solo un par de décadas después, utilizando los mismos principios
de programación, somos capaces de simular desde pequeños mundos de avatares virtuales hasta el sistema solar y sus propiedades físicas. Ahora, si continuamos desarrollando estos mundos virtuales, muy probablemente en unos cientos de años, según el argumento de la simulación de Nick Bostrom, podríamos llegar a simular universos enteros y, si esto es correcto, ¿qué nos garantiza que nosotros no seamos los creadores, sino, las creaciones?
¿Puede ser nuestro universo una simulación de computadora? Inclusive, el hombre de
negocios que quiere competirle a la NASA, Elon Musk, menionó recientemente en una
entrevista: “las posibilidades de que no seamos sólo piezas de código en la simulación de
una computadora futurista sería de una entre miles de millones” (Musk, 2017)

Tal vez un ser superior logró diseñar nuestra especie y nos observa o juega
con nosotros, este sujeto es sumamente arrogante y nosotros, sus creaciones, estamos
diseñados a su semejanza, similar a lo que nos plantea René Descartes en su segunda
meditación:
Así pues, supongo que todo lo que veo es falso; estoy persuadido de que nada de cuanto mi mendaz memoria me representa ha existido jamás; pienso que carezco de sentidos; creo que
cuerpo, figura, extensión, movimiento, lugar, no son sino quimeras de mi espíritu

(Descartes, 2016, p.12)

Esta persuasión que nos menciona el autor es lo que éste ser superior (o como lo llamaría
Descartes, un genio malvado) nos ha programado para no dudar de que todo lo que vemos no es más que una simulación captada por nuestros sentidos.

Asimismo, los humanos, cada vez que creamos un videojuego, diseñamos
personajes que nosotros controlamos para entretenernos un rato y perder el tiempo, estos

obedecen comandos y olvidan todo lo ocurrido una vez se reinicia la partida. Nosotros
podríamos funcionar de la misma manera para nuestro programador, pero tenemos una
diferencia significativa: nos programaron nervios, sentimientos, la capacidad de sufrir y
conciencia. Agregando a lo anterior, a diferencia de lo que vemos en “Matrix” (cinta de
1999 de las hermanas Wachowski), los humanos no funcionaríamos como baterías para
alimentar una máquina; nuestra especie sería, más bien, un programa completamente
virtual.

De ahí, para suponer que estamos dentro de una simulación debemos asumir
varias cosas. Entre ellas: es posible simular la conciencia, y, aunque no estamos seguros de
qué es o cómo funciona, supongamos que podemos crear conciencia simulando un cerebro humano con todas las conexiones de sinapsis que produce en un segundo (10^20). Ahora, suponiendo que yo no soy el único humano y toda la humanidad ha sido constantemente simulada, tendríamos que calcular: 200 billones de humanos (a lo largo de la historia), por 50 años de vida en promedio, por 30 millones de segundos al año, para simular esto, necesitamos una computadora capaz de generar un trillón de trillones de operaciones en un segundo (3E+40). Y, para alimentar una computadora con la enorme cantidad de energía necesaria para calcular y generar la sinapsis de toda la humanidad, debemos acudir a una batería descomunal. Entonces, también podemos asumir que nuestro creador hace parte de una avanzada civilización que logró capturar la energía que produce una estrella (en el caso de nuestro sol 4E+26 Watts por segundo) y utilizarla para alimentar nuestra realidad.
Además, aparte de tener que minar una estrella para simular la realidad, hay
que hacer una aclaración de lo que implica esta simulación y es que, el poder estelar sólo
alcanzaría para simular una fracción de todo el universo, aparte de los cerebros. Todo lo
que existe es lo que sentimos, miramos y percibimos sensorialmente en este instante. Por
ejemplo: aunque sentimos cierto tipo de burbujas dentro de nosotros, no tenemos órganos internos hasta que abrimos nuestro cuerpo y los observamos, una vez miramos en otra dirección, estos cesan de existir. Al igual que todo lo que está a nuestras espaldas. Los átomos y bacterias que vemos en el microscopio, solo aparecen una vez les hacemos zoom, igual con estrellas y otros planetas. Todo está diseñado para hacernos creer que estamos en la única verdadera realidad.

Ahora que tenemos definidas las asunciones que debemos tomar para
verificar el argumento de la simulación, echemos un vistazo a lo que puede pasar si la
humanidad adquiere el poder de generar realidades y actuar igual que el programador
creado: Si un asteroide amenaza con golpear la tierra o vuelve a venir Jesús, sabemos que
estamos condenados a un apocalipsis (probablemente esto también está programado y el
mesias.exe es un virus troyano capaz de destruir nuestra realidad), y si para ese momento
tenemos el poder de simular nuestra sociedad de forma virtual, muy probablemente lo
haríamos para escapar del fin de nuestra realidad. Pero si tenemos el poder de crear un
mundo igual, ¿deberíamos no programar problemas como el hambre, el sufrimiento, los
desplazados, etc.? Si esto fuera posible, con cada error que la humanidad cometa, podemos hacer un borrón y cuenta nueva, programando una sociedad cada vez mejor y con mayores beneficios, dejando en el olvido miles de vidas humanas de realidades previas. Tal como podemos ver en los episodios de la popular serie “Rick and Morty”, “Rick potion # 9” (temporada 1, episodio 6) y “Morty’s Mind Blowers” (temporada 3, episodio) en los cuales, los protagonistas escapan de una realidad (en este caso dimensión) que ellos mismos destruyen por algún error torpe, y se dirigen a una realidad completamente igual a la anterior, con la única diferencia de que en esa realidad ellos no cometieron el error.
En síntesis, tenemos dos opciones de simulación. Primero, nuestro creador es
un simple usuario que nos observa y de alguna forma, nos controla por mera diversión, nos mira como nosotros vemos nuestros videojuegos y le es entretenido todos los problemas humanos. Nosotros lo llamaríamos arrogante, pero en verdad solo se está divirtiendo.


Segunda opción, nuestro creador simuló nuestra realidad como un escape a la
suya y es igual de arrogante a nosotros, pues dejó o dejaron (suponiendo que es más de un creador) a su realidad original para evitar sus problemas, similar a lo que nosotros
probablemente haríamos si tuviéramos este poder. El hecho de vivir en una computadora y no en una partícula flotante alrededor de una bola de fuego, no hace que nuestra existencia sea menos extraña o importante. Las cosas siguen igual de espeluznantes y deberíamos seguir dedicándonos a disfrutar nuestra existencia esté donde esté.

REFERENCIAS:
 Descartes, R., (2016). Meditaciones metafísicas. Reforma moderna, (Trad. Peña, V)
http://www.mercaba.org/Filosofia/Descartes/med_met_alfaguara.PDF
 Musk, E., (2017). Discurso orado. Vox Media
https://www.youtube.com/watch?v=2KK_kzrJPS8
OTRAS FUENTES:
 Bostrom, N., (2003). ARE YOU LIVING IN A COMPUTER SIMULATION?
Philosophical Quarterly V. 53, No. 211

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